Escenario Atahualpa Yupanqui, del tradicional Festival de Cosquín de música folklórica de Argentina.
La música folklórica de Argentina tiene una historia milenaria que encuentra sus raíces en las culturas indígenas originarias. Tres grandes acontecimientos histórico-culturales la fueron moldeando: la colonización española (siglos XVI-XVIII), la inmigración europea (1850-1930), la migración interna (1930-1980).
Aunque estrictamente "folklore" sólo es aquella expresión cultural que reúne los requisitos de ser anónima, popular y tradicional, en Argentina se conoce como folklore o música folklórica a la música popular de autor conocido, inspirada en ritmos y estilos característicos de las culturas provinciales, mayormente de raíces indígenas y afro-hispano colonial. Técnicamente, la denominación adecuada es música de proyección folklórica de Argentina.
En Argentina, la música de proyección folklórica, comenzó a adquirir popularidad en las décadas de 1930 y 1940, en coincidencia con una gran ola de migración interna del campo a la ciudad y de las provincias a Buenos Aires, para instalarse en la década de 1950, con el boom del folklore, como género principal de la música popular nacional junto al tango.
En las décadas de 1960 y 1970 se expandió la popularidad del folklore argentino y se vinculó a otras expresiones similares de América Latina, de la mano de diversos movimientos de renovación musical y lírica, y la aparición de grandes festivales del género, en particular del Festival Nacional de Folklore de Cosquín, uno de los más importantes del mundo en ese campo.
La evolución histórica fue conformando cuatro grandes regiones en la música folklórica argentina: la cordobesa-noroeste, la cuyana, la litoralena y la surera pampeano-patagónica, a su vez influenciadas por e influyentes en las culturas musicales de los países fronterizos: Bolivia, sur de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Atahualpa Yupanqui es unánimemente considerado como el artista más importante de la historia de la música folklórica del Argentina.
Rock nacional
Desde los años sesenta, el rock nacional tiene una enorme proliferación entre las capas medias de jóvenes y adultos. Sus bandas más representativas: Almendra, Manal, Los Gatos en los '60 y en sus comienzos; Sui Generis, Serú Girán, La Máquina de Hacer Pájaros y Vox Dei en los ´70; posteriormente en el rock argentino moderno, Virus, Patricio Rey y sus Rendonditos de Ricota, Los Abuelos de la Nada, Sumo, Rata Blanca y Soda Stereo; y actualmente La Renga, Intoxicados, Los Piojos, El Bordo, Babasónicos, Los Fabulosos Cadillacs, Bersuit Vergarabat, Los Auténticos Decadentes, y Attaque 77. Sin embargo, esto es solo un pequeña muestra del escenario actual del rock argentino, ya que hoy en día se habla de una "nueva ola" de rock nacional con bandas como Los Tipitos, Guasones, Callejeros, Estelares, Ella es tan cargosa, Viejas Locas y Jóvenes Pordioseros entre otros.
Por otra parte, la Argentina también cuenta con una larga tradición de músicos de rock solistas (muchos de estos fundadores del género), como: Norberto Nappolitano (Pappo),-Indio Solari- Gustavo Cerati, Luca G. Prodan, Luis Alberto Spinetta, Charly García, Miguel Mateos, Lito Nebbia, Tanguito, Miguel Abuelo, Pedro Aznar, León Gieco, Andrés Calamaro , Fito Páez y Lautaro; entre los más famosos.
Tango
Tango, fileteado de Martiniano Arce (2006).
Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (PCI), el tango es un estilo musical y una danza argentina, característica de las ciudades de Buenos Aires y Rosario,[6] de naturaleza netamente urbana y renombre internacional. Musicalmente tiene forma binaria (tema y estribillo) y compás de 4/4 (a pesar de que se le llama «el ritmo del dos por cuatro»). Clásicamente se interpreta mediante orquesta típica o sexteto y reconoce el bandoneón como su instrumento esencial.
La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. Las letras están compuestas con base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor», que sienten los hombres y las mujeres de pueblo, circunstancia que lo emparenta en cierto modo con el blues, sin que por ello opte para el tratamiento de otras temáticas, incluso humorísticas y políticas.
Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como «un pensamiento triste que se baila».
A partir de 1880, con la incorporación de corrientes de inmigrantes, la música en argentina se enriquece. Con su contribución, en los suburbios de Buenos Aires se fue modelando el tango en arrabales y prostíbulos. En tiempos iniciales se interpretaba con violín, guitarra y flauta, pero hacia 1900 ésta fue reemplazada por el bandoneón, traído por los inmigrantes alemanes. La danza fue un elemento esencial para la difusión del género y se desarrolló sobre dos vertientes: la de ritmo alegre, veloz y vivaz; y la triste, sentimental y reconcentrada. En esta segunda etapa cobró importancia la letra, a la que daba su impronta personal cada cantante. Entre los más destacados brilló Carlos Gardel, "el zorzal criollo", incuestionable divulgador del tango. En la década del 40, con el aporte de músicos y poetas provenientes del interior, los solistas recurrieron a temas evocativos, familiares, amorosos o testimoniales. La radiofonía y el cine nacionales contribuyeron notablemente a llevar al tango a un período de esplendor hasta iniciados los años 50, con letristas, cantantes y músicos de la talla de Osvaldo Pugliese, Francisco Canaro, Enrique Cadícamo, Aníbal Troilo, Horacio Salgán, Homero Manzi, Edmundo Rivero y los hermanos Virgilio y Homero Expósito. Entre los años 60 y 70, las preferencias populares se orientaron hacia otros géneros. Sin embargo, el tango conoció un momento de especial fecundidad con variantes modernas como las del Sexteto Mayor, el Cuarteto de Colángelo y especialmente con Astor Piazzolla. Las especies más tradicionales se conservarán, aunque renovadas con el aporte de personales intérpretes como Julio Sosa y Roberto Goyeneche. Actualmente el género ha despertado el interés de las generaciones más jóvenes y han surgido compositores que cultivan incluso, el tango electrónico.